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miércoles, 21 de diciembre de 2011

Aprender a decir que "no"


 ¿Cuántas veces nos han ofrecido un boleto para una rifa o nos han pedido un favor y hemos querido decir que “no”…sin embargo, decirnos que “sí”?

Creo que en muchísimas ocasiones nos hemos enfrentado a una situación similar y nos hemos sentido frustrados y/o molestos con nosotros mismos al no poder decir que “no” ante ciertas personas que son especiales para nosotros, o que las consideramos como figuras de autoridad. Bien, en este artículo hablaré sobre algunas de las causas que nos orillan a “tener que decir  que sí”, cuando en realidad “queremos decir que no”, y a la vez, les hablaré sobre las ventajas de “saber decir que no”.

Solo quiero aclarar que con esto no estoy justificando una actitud mezquina, falta de generosidad o de falta de altruismo, mas bien, mi intención es que no seas presa o que dejes de ser presa fácil de personas manipuladoras que se aprovechen de ti. También existen  personas lindísimas en nuestra vida que pueden llegar a pedirnos un favor, pero si no está en nuestras posibilidades o en realidad es algo que nos incomoda, también sepamos negarnos a cumplir su solicitud ¿ok?

Causas de no saber decir que “no”
Una de las principales causas de esto es tener una baja autoestima. ¡Sí, una baja autoestima! Si no me crees, déjame describir algunas maneras en cómo la baja autoestima nos orilla a “decir que sí”:

jueves, 1 de diciembre de 2011

Tiempo de cambio

"Yo soy así" vs "Yo quiero ser así"

Todos nacemos con un temperamento bien definido, el médico griego Hipócrates allá por el 400 A.C.ya hablaba sobre el tema pero hoy no hablaremos mucho sobre el mismo. Para fines prácticos podemos hablar de cuatro tipos de temperamentos, los cuales están regidos por nuestra propia biología y que son popularmente conocidos como flemático, sanguíneo, colérico y melancólico. No obstante lo anterior, existen muchas otras clasificaciones a la fecha de acuerdo al autor del que hablemos.

También, aparte de nuestro temperamento y debido a la influencia de nuestros padres y el entorno que nos rodeó en nuestra niñez, se formó nuestro carácter, el cual es una combinación de valores, sentimientos y actitudes que determinan cómo una persona percibe a los demás y al mundo que le rodea.

Finalmente tendremos la personalidad, que es la “cara” que le permitimos a los demás que vean de nosotros, es decir, es la forma en que nos relacionamos con los demás y en que nos enfrentamos a las exigencias del medio ambiente social. En la personalidad podemos decir pues, que se encuentran intrínsecos el temperamento (biológicamente heredado) y el carácter (socialmente heredado).


Considero de gran importancia hablar de ello, ya que en muchas ocasiones confundimos estos tres rasgos de la personalidad y, basados en esa creencia errónea, justificamos nuestros actos equívocos delante de los demás.