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viernes, 11 de septiembre de 2015

Soy adulto, tengo problemas y culpo a mis padres


Soy adulto, tengo problemas y culpo a mis padres
“Culpando a terceros”



Creo que todos hemos tenido la oportunidad de conversar con un adulto que como  muchos de nosotros, ha experimentado una serie de problemas durante el transcurso de su vida. Resulta imposible transitar por esta vida evitando el dolor, traiciones, ingratitud e injusticias. En su libro “El hombre en busca del sentido”, Viktor Frankl ya lo había mencionado en sus primeras páginas al decir “La vida no es justa”. ¿Concuerdas con él? No tengo manera de saber en este momento tu respuesta, pero en relación a mi persona, estoy muy de acuerdo con este gran psiquiatra y padre de la Logoterapia. A veces nos esforzamos por dar lo mejor de nosotros mismos en beneficio de otros y no siempre nuestro esfuerzo y sacrificio son considerados dignos de alabanza, sino más bien lo contrario. En ese punto nos sentimos defraudados, incomprendidos, no valorados, experimentamos indignación y decepción, entre otras emociones nada gratas, por cierto.

Los adultos que hemos sufrido las “injusticias de la vida” (a veces nosotros somos los injustos ¿eh?), podemos reaccionar de varias maneras ante lo sucedido dependiendo de la manera como interpretemos lo que nos sucedió. De ahí que nuestras elecciones nos pueden llevar a los siguientes escenarios:

  • Enojarnos con la vida y volvernos defensivos apartándonos de los demás
  • Enojarnos con la vida y volvernos amargados (depresivos)
  • Culpar a los demás de nuestra miseria personal
  • Negar que estemos afectados (represión), y enfermarnos por guardárnoslo
  •  Vivir contándole a “todo el mundo” sobre nuestros problemas
  • Crecer a través del dolor y volvernos más fuertes y sabios (esta opción te la recomiendo).

En relación al tercer punto (Culpar a los demás de nuestra miseria personal), habría que hacer algunas aclaraciones, ya que es una verdad a medias, y lo veremos brevemente a continuación.

miércoles, 3 de junio de 2015

Sacando provecho de la adversidad




            “La vida no es justa”, estas fueron las palabras de Víctor L. Frank; padre de la logoterapia, al escribir su libro titulado “El hombre en busca del sentido”. Este hombre llegó a esa conclusión al haber sido hecho prisionero en los campos de concentración en Auschwitz, Polonia, donde tuvo que vivir los horrores de un campo de concentración nazi, siempre viviendo con el riesgo latente de ser asesinado, experimentando constante maltrato físico y emocional, epidemias y frío intenso entre otros horrores. Este hombre pudo haberse convertido en una persona negativa, llena de rencor y con una visión negativa de la vida, sin embargo, pudo desarrollar dentro del horror vivido en tan terrible tormento, una de las teorías psicológicas que a la fecha continúa dando respuestas a cómo es que un hombre puede superar la adversidad si tiene un razón lo suficientemente poderosa para darle sentido a su vida. Muchas veces hemos pasado por momentos no gratos en los que las cosas no suceden como quisiéramos, perdemos el empleo, pasamos por enfermedad, enfrentamos problemas económicos, experimentamos una ruptura sentimental o perdemos a un ser querido, entre otras cosas. Sin embargo, dentro de lo difícil que pueda resultar nuestra situación, esta lleva implícita la oportunidad de obtener algún beneficio.

            Experimentar la adversidad, aunque es algo no deseado, resulta un proceso necesario para el desarrollo de habilidades y fortalezas las cuales no serían posibles de ejercitarse o crearse en un estado de bienestar y felicidad, el cual no requiere de un gran esfuerzo de nuestra parte. Pensemos por ejemplo, que muchos empresarios con una muy buena posición económica en la actualidad, tuvieron que experimentar primeramente pobreza para verse forzados a tomar la iniciativa de emprender un negocio para solucionar su carencia, siendo el resultado un aumento en sus habilidades y conocimientos.