“Un camino
hacia nuestra autoaceptación”
(2da parte)
Continuando con la segunda
entrega…
Conclusiones
apresuradas: El problema con esta distorsión cognitiva
consiste en que tratamos de adivinar lo que los demás piensan de nosotros.
Muchas veces al interactuar
con las demás personas interpretamos erróneamente sus actitudes, tal como el
tono de voz, el lenguaje corporal, etc. y lamentablemente una persona que tiene
esta distorsión cognitiva “se da cuenta” de lo que su interlocutor piensa de él
o ella y en la mayoría de los casos, lo que “piensa” es algo malo de ellos.
Una
persona con baja autoestima que usa esta distorsión cognitiva, piensa que los
demás tienen muy mal concepto de ellos y se van retrayendo del ambiente social,
cosa que trae como consecuencia que los demás perciban su alejamiento y ellos
también se alejen de él o ella, trayendo como consecuencia que se refuerzan sus
pensamientos y convicciones de que los demás piensan mal de ellos y no son
personas deseables.
Estrategia: Si tienes una
duda sobre lo que los demás piensan de ti, es mejor aclararlo. La mayoría de
las veces nos sorprenderemos de cuan equivocados estábamos sobre lo que creímos
adivinar al aclarar oportunamente cualquier mal entendido. Por eso es
importante que tengas un concepto realista y positivo sobre tu persona.
Magnificación o
minimización: Consiste, en relación a la baja autoestima; en minimizar todo
aquel comentario favorable hacia nuestra persona y en magnificar cualquier
error que cometemos o cualquier comentario desfavorable hacia nosotros.
Estrategia: Debemos hacer
una práctica personal el aceptar los elogios verdaderos hacia nuestra persona,
dando gracias por ello y por otro lado, deberíamos “aflojarnos” un poquito en
la severidad con que nos juzgamos y en la importancia que le demos a los
comentarios negativos de los demás. Acordémonos que hay personas que no les ha
ido muy bien en la vida, que están frustrados y tienden a decir cosas negativas
hacia los demás sin que necesariamente sean ciertas.
Ojo, tampoco vamos a adjudicarnos
cosas buenas sobre nosotros que no son ciertas, porque si así lo hacemos y aún
las magnificamos, correremos el peligro de caer en la autoestima inflada y esa…¡No
es buena!