“La
naturaleza de un espíritu que no perdona es como un carbón encendido. Mientras
más tiempo y más apretado lo sostenga, más profunda será la quemadura. Como un
carbón encendido, la amargura también dejará una cicatriz que aún el tiempo no
podrá borrar”.
Charles Stanley, La paz del Perdón
¡En
algún momento de nuestras vidas alguien nos ha lastimado! Esa es una realidad
que no podemos cambiar. Albert Ellis, una autoridad en terapia cognitiva,
cuando explicaba las creencias irracionales (las cuales son formas inadaptadas
de interpretar la realidad), comentó una en la que una persona pudiera pensar
que “el mundo debe ser justo y tratarme de forma justa”, ¡oh error, nada más
alejado de la realidad!
Albert
Ellis nos deja claro que pensar que el mundo o las personas deben de ser justos
y tratarnos siempre de forma justa es una creencia fuera de la realidad. Aceptémoslo…¡El
mundo no es siempre justo!
En
varias etapas de nuestra vida hemos sido de alguna manera lastimados. Estas
heridas pueden ser causadas por algo irrelevante aparentemente o por cosas
justificables tales como maltrato físico o emocional, una violación, bullying,
desamor, infidelidad, traición a la confianza, desatención, etc. Una reacción
plenamente humana es tratar de vengarnos de nuestro ofensor de alguna manera
posible o por lo menos lo hacemos de forma imaginaria, sin embargo, cuando
guardamos rencor, inicia un proceso interno destructivo en nuestra psique, alma
o corazón que nos lleva a desarrollar una enfermedad física y/o mental.