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domingo, 25 de septiembre de 2011

¡Cómo mejorar la autoestima!

“Un camino hacia nuestra autoaceptación”
(1ra parte)


En el artículo anterior les platicaba sobre lo que es la autoestima y cómo podríamos detectar si nuestra autoestima es buena, baja o está inflada. En este artículo les brindo algunas recomendaciones para trabajar con nuestra autoestima si esta se encuentra baja; en otro artículo les hablaré cómo trabajar con ella si esta se encuentra inflada, es decir, si tenemos un concepto sobrevalorado de nosotros mismos que de alguna manera nos cause problemas en nuestras relaciones con los demás.
 Para empezar con este tema quisiera nuevamente repetir algunos de los rasgos característicos de las personas con baja autoestima:

  • Sienten que no tienen mucho de lo cual estar orgullosos
  • Se sienten fracasados
  • Se apoyan mucho en sus títulos universitarios para que vean que son “alguien” (en realidad en una máscara)
  • Se sienten unos inútiles
  • No se consideran “buenas personas”
  • No se sienten dignos de aprecio
  • No poseen habilidades asertivas
  • Son vulnerables a las faltas de respeto de otros
  • Se expresan negativamente de ellos mismos
  • Desearían intensamente ser otras personas
  • Tienen tendencia a la codependencia
  • Pueden tener tendencia a buscar constantemente la aprobación de otros (aquí entran los perfeccionistas)
Bueno, mi propuesta es a partir del conocimiento de las distorsiones cognitivas y de la habilidad para realizar planes de superación personales, de manera que aumenten nuestra confianza en nosotros mismos.

Partiendo de las distorsiones cognitivas que menciona el Dr. Aaron Temkin Beck, les propongo reestructurar sus patrones de pensamiento de la siguiente manera:

1. Pensamiento todo o nada: El problema con esta distorsión cognitiva consiste en que interpretamos lo que sucede en nuestra vida con absolutos y no aceptamos matices en nuestra vida, es decir, vemos la vida como “blanco o negro”, como un “sí” rotundo o un “no” rotundo, como fracaso total o éxito completo y no somos capaces de reconocer o visualizar que en la vida real no existen los absolutos.

Una persona que piensa “todo o nada” cuando no logra la aceptación de alguien, cuando no logra sacar el “diez” perfecto en la escuela o no realiza su reporte laboral a la perfección, entonces tiende a pensar que es un fracaso, trayendo por consiguiente una baja valoración de sí mismo.

Estrategia: Tenemos que ampliar nuestra visión y reconocer que la vida nos permitirá vivir situaciones en las que no nos sale todo a la perfección, recordándonos de esa esa manera nuestra maravillosa característica o peculiaridad humana: --¡nos equivocamos!. Es decir, no tenemos que caerle bien a todos y definitivamente tenemos el derecho a equivocarnos; por lo que si alguien nos juzga mal o reprueba lo que hacemos, al entender este concepto aceptaríamos esa situación en nuestra vida y no nos juzgaríamos tan cruelmente, afectando a nuestra autoestima.

2. Generalización excesiva: La persona con esta distorsión cognitiva, vive una experiencia y de acuerdo a lo que vivió en ella, tiende a aplicarla a todas las situaciones de su vida. Por ejemplo: Intenté jugar tenis y me dí cuenta de que no sirvo para ese deporte por lo tanto puedo concluir (equivocadamente), que no sirvo para el deporte, no soy buen deportista, soy un fracaso, lo que intento nunca funciona…¡Soy un perdedor!...y la autoestima ¡A la baja!

Estrategia: Debemos poner a prueba nuestras creencias para darnos cuenta de que muchas veces no son ciertas. Si analizamos el ejemplo anterior podríamos hacerlo de la siguiente manera:

“Está bien, ya me di cuenta de que el tenis no es lo mío, pero recuerdo que jugaba bien al futbol en mi escuela, entonces sí soy buen deportista, mas no en esto. Si bien es cierto que no salí bueno en este deporte sí es cierto que soy bueno para muchas cosas, como por ejemplo el futbol, la danza, en los estudios, tocando la trompeta. En fin, ni que fuera superman para poder hacerlo todo bien, no obstante lo anterior, sigo siendo un “estuche de monerías”, soy capaz de hacer muchas cosas bien y soy consciente de que a pesar de no ser bueno para todo, aún así me amo y acepto. Me pongo a pensar en lo que sí sé hacer bien y…¡Me siento bien conmigo mismo!

3. Filtro mental: Solo vemos un detalle en especial (generalmente el malo) y no prestamos atención a lo que hacemos bien.
Si vemos el ejemplo anterior podríamos verlo así: Intenté jugar al tenis y soy un fracaso porque no le atiné casi a ningún pase…¡soy muy malo para el tenis!

Estrategia: Momento, momento, efectivamente sí falle muchos veces para atinarle a la pelota, pero también es cierto que corrí muy bien hacia donde me la mandaron y llegué a tiempo…¡Soy veloz y esa es una virtud para jugar tenis! Es más ni siquiera me cansé tanto como mi oponente, es decir, tengo muy buena condición física…¿No será que en realidad lo que me hace falta es práctica y podría llegar a ser tan bueno como Jimmy Connors?

Nótese la diferencia del autoconcepto entre “Soy un pésimo deportista” vs “Tengo buenas aptitudes para el deporte”

4. Descalificación de lo positivo: Estas personitas no son capaces de aceptar o recibir elogios de parte de los demás debido a su baja autoestima. Cuando alguien les elogia, inmediatamente desacreditan el elogio argumentando algo para minimizarlo debido a su baja autoestima.

Estrategia: Piensa en algo que hiciste bien en el pasado y aunque no lo sientas así, felicítate por eso, cómprate un helado de premio o simplemente date un abrazo aunque parezcas “loquito” o “loquita”. También puedes verte frente al espejo y viéndote a los ojos, felicítate por tu logro en voz alta y al final te das un merecido aplauso.

Esta situación también se aplica a la esfera física ya que muchas veces no nos aceptamos físicamente. Te recomiendo que te enfoques en tus virtudes físicas y te elogies por ellas, es decir, si eres muy delgado, tal vez seas alto, si eres “feo”, tal vez seas muy fuerte, si eres baja de estatura a lo mejor eres muy bonita, si no te gusta tu cabello, tal vez tengas unos ojos muy expresivos, etc. Por lo anterior, cuando una persona te elogie por tu cabello, no digas -sí pero estoy bien “chaparra”-, o que te digan -hoy cantaste muy bien- tú digas: “No, cuál bien, me desafiné en el segundo coro un poco”. 

“Lo que tienes que hacer cuando alguien te elogie por tu físico o por algo que hiciste, es aceptar el elogio, agradeciéndolo y creyéndotelo  ¿ok?”

Continuará…(2da parte)


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